La luz; fenómeno físico, sensorial y psicológico

La luz es un fenómeno físico, sensorial y psicológico

Es físico ya que La luz visible es tan solo una pequeña parte del espectro electromagnético. El ojo humano sólo alcanza a percibir la onda que corresponde al color violeta y al color rojo. El conjunto de radiaciones comprendidas entre estos valores constituye la luz solar percibida como luz blanca o incolora. En ambos lados del espectro visible están las longitudes de onda infrarrojas y ultravioletas, que son invisibles al ojo humano
pero perceptibles a las emulsiones fotográfica y a los fotómetros. En algunos animales, sobre todo en los insectos, por ejemplo la abeja, los rayos ultravioletas los perciben como luz.

Las variaciones en longitud de onda en el espectro visible son percibidas por el cerebro
como diferencias en color. Como se ve, en la luz blanca refractada, los rayos de onda corta
experimentan una desviación mayor que los de onda larga.

Es un fenómeno sensorial ya que el ojo enfoca la imagen de un objeto visto en un área pequeña al fondo del ojo: la retina. La retina está compuesta por dos tipos de receptores: bastones y conos. los bastones son mucho más sensibles a la luz, pero no pueden percibir el detalle con exactitud. Son insensibles al color excepto al azul del final del espectro. Los conos están concentrados en una pequeña área de la retina llamada fóvea. Son menos numerosos que los bastones y menos sensibles a la luz pero mucho mejores a la hora de discernir el detalle, el color, la forma y la posición.

Los colores pueden ser individualizados porque los rayos específicos a los que corresponden excitan de manera diferente los tres tipos de conos del ojo encargados de la percepción cromática. Entonces los conos están divididos en tres tipos según su sensibilidad al color: unos responden al azul / violeta, otros al verde / amarillo y otros al rojo / naranja, con sus respectivas gamas. Por ejemplo, la luz amarilla genera un respuesta más o menos igual en los conos de sensibilidad rojo y verde, con una respuesta mucho más pequeña en los conos azules, como veremos más adelante, mezclando la luz roja y verde producimos amarillo.

La luz de la luna es percibida por la mayoría de la gente como un tono ligeramente azul, de hecho, la luz de la luna es luz solar blanca, reflejada por un gris neutro que es el color de la superficie lunar. Es el mismo color que la luz del sol. ¿Por qué parece azul? La respuesta la tiene el llamado el efecto Purkinje. La intensidad de la luz que refleja la luna está en lo que recibe el nombre de zona gris (twilight zone), zona crepuscular, que es aquel nivel en donde el ojo empieza a cambiar de la visión fotópica a la escotópica (crepuscular). En este cambio el ojo pierde la sensibilidad rojo / naranja de los conos y gana en sensibilidad azul / verde de los bastones. El resultado es que experimentamos la luz de la luna como azul. La iluminación es arte, no ciencia, y es por lo tanto legítimo hacer la luz de la luna azul, aunque no lo sea.

 El fenómeno psicológico recibe el nombre de constante de brillo (luminosidad). Un ejemplo excelente de esto es: En una habitación iluminada tan solo por una ventana, hay varios trozos de papel blanco a distancias que varíen de la ventana, pongamos 1, 2, 3 y 4 m. Claramente aquellos que estén más cerca de la ventana recibirán más luz y aquellos que estén más lejos. Para un fotómetro y para la emulsión fotográfica varían del blanco al gris, los que están más cerca de la ventana son los más claros y los que están más lejos son los más oscuros pero nuestro cerebro los conoce como trozos de papel blanco y por lo tanto los percibimos como blancos.

 Además de la constante de brillo, hay una constante de color, que afecta mayoritariamente a los objetos familiares. “Sabemos” que las manzanas son rojas y las vemos como tales incluso cuando los colores de la luz cambian. “Sabemos” que las sombras son negras incluso cuando pueden ser de cualquier color.

También estamos afectados por el tamaño de la constante, que nos ayuda a entender que un coche que está a 100 metros no es en realidad más pequeño que el que está más cerca. La constante de la forma nos ayuda a reconocer objetos incluso cuando estos están distorsionados por la perspectiva.

 Hay varias maneras en que percibimos la distribución espacial relativa de los objetos:

Binocular: La forma más importante es la visión estereoscópica o binocular. El cerebro calcula la diferencia en la visión de los dos ojos e interpreta a partir de ello la distancia del objeto.

Superposición, Atrás / adelante: Obviamente, las cosas que se ven como que están detrás son interpretadas como que están más lejos que las cosas que están delante.

La constante del tamaño: La constante del tamaño, como veríamos la perspectiva de los postes de un tendido eléctrico, nos ayuda a determinar la distancia. La constante de tamaño es un factor importante para percibir la distancia y la perspectiva.

Inducción espacial: Los objetos iluminados son percibidos por el cerebro como más grandes y más cercanos que los objetos oscuros.

Resolución: La diferenciación del detalle preciso afecta la percepción de la distancia.

Neblina: Relacionada con la diferenciación del detalle tenemos a la neblina atmosférica. Una montaña cuyos detalles estén oscurecidos por la neblina parecerá más lejana que una que esté claramente definida.

Encima / debajo: Lo que está encima es percibido como más distante y las cosas que están debajo como cercanas.

 El color de la luz es el resultado de su longitud de onda. Las ondas de luz no tienen color por sí mismas; esto es un efecto fisiológico que se produce en los conos del ojo.

Las longitudes de onda más largas se perciben como colores cálidos, las longitudes de ondas más cortas como colores fríos. La subdivisión en siete colores no es pura, pues el espectro presenta una serie continua de gradaciones entre un color y otro. Cada una de ellas constituye una tonalidad en sí misma determinada por mínimas modificaciones de la extensión de la onda y en ningún caso por combinaciones de colores; se acostumbra a enumerar a aquellos que se perciben
con mayor evidencia. Por otra parte, no existen nombres específicos que nos permitan nombrar a todos los colores.

El color de una superficie se debe al hecho de que absorbe unos colores y refleja otros. Por ejemplo, una manzana parece roja porque absorbe todos los colores menos el rojo, que refleja. En términos físicos, la luz es a la vez onda y partícula (fotones). El color de un objeto es el resultado de esta naturaleza dual. Una superficie absorbe luz porque ciertos fotones son capturados por las moléculas del objeto. La mayoría de los colores son mezcla de muchas longitudes de onda; lo que vemos es la sensación que esta mezcla produce en nuestro cerebro.

Los colores tienen tres parámetros: tonalidad, tono o matiz:

Tono es el color (rojo, naranja, amarillo, verde, azul-verde, azul, violeta, magenta). Estos corresponden a las estrechas bandas de las longitudes de onda visibles. Un matiz puro, es por tanto una fuente fuertemente concentrada en una zona particular del espectro.

Entendemos por saturación el estado de pureza absoluta de un color. Es la variación entre el color fuerte de una longitud de onda y una condición neutra o acromática. Son colores acromáticos o neutros el blanco el negro y el gris.

La luminosidad del color-pigmento depende de la estructura espectral de la luz reflejada por el pigmento mismo; en este caso el amarillo se muestra el más luminoso de ellos por ser el más cercano al blanco; el azul es más oscuro ya que se acerca más al negro.

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